sábado, junio 03, 2006

Tras el ventanal

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Detenida
con barrotes en sus cuatro costados,
con las alas crecidas
y obligadas a enrizarse en sus puntas.

(Al igual que sus garras
Que se incrustan en el aire
para no herirse.)

Se permite,
en afán de sobrevivencia
escaparse en un suspiro.

En tanto;
la luz perdida de su ventanal,
aflora sin atajos
en el brillo cauteloso de sus ojos.